Es uno de los lideres ambientales más respetados de Mendoza. Tentando varias veces para ocupar la función pública, sabe que su rol es controlar allí donde nadie lo hace.
Eduardo Sosa, de OIKOS: "El objetivo de la guerra es ganar sin combatir"
Cuando entrevisto a una persona para publicar aquí estos reportajes no suelo grabar más de 40 minutos. Allí, en ese lapso, para bien o para mal, se guarda un testimonio, una confesión, alguna revelación, cierta información. Con Eduardo Sosa esa grabación se extendió a más 75 minutos.
Aquí mismo, donde me atendió, en la oficina de OIKOS, en pleno centro de Mendoza, hace 8 años, cuando fueron electos Celso Jaque y Cristian Racconto como gobernador y vice, ambos le ofrecieron ocupar la secretaría de Medio Ambiente. Eduardo Sosa no aceptó. No es su naturaleza batallar desde los puestos públicos. Algún tiempo antes había sido testetado para semejantes labores cuando el gobernador era Cobos.
Pero Sosa batalla todo el día y supongo que en las noches también. Es uno de los ambientalistas más activos de Mendoza y su trabajo en defensa del bien público es, acaso, un ejemplo de militancia contemporánea en el campo de lo social. Está al frente de OIKOS, una organización conocida por su estricta defensa y protección de la naturaleza mendocina. Ha mediado en conflictos relacionados con nuestra mejor calidad de vida.
Eduardo Sosa es un dirigente que, con el tiempo, ha consolidado su formación. Y templado su carácter, que siempre es conciliador, equilibrado, hasta armónico. Mendoza lo tiene como líder ambiental. Y el mismo reconoce que hay continuar formando y educando líderes. No padeceríamos tantas problemáticas con nuestros recursos naturales si existiesen 50 tipos y tipas como él. No exagero.
A las personas que les pregunté por vos te consideran como un tipo lógico. Por lógico entienden que a pesar de tus ideas pueden sentarse en una mesa de diálogo. Por los tiempos que vivimos, esto que es normal, parece hoy un valor supremo. ¿Has participado de reniones con representantes de la minera San Jorge?
Sí, claro. En los momentos previos, cuando la empresa estaba a punto de presentar su proyecto, fue en 2008 o 2009. San Jorge se comunicó con el Consejo Asesor del Ambiente, y allí entregó una copia del estudio del impacto ambiental. Tuvimos reuniones con ellos, claro. Y suponemos que otras organizaciones también. Ellos nos consultaron acerca de lo que nos parecía el proyecto y cuáles eran a nuestros criterios las condiciones para llevarlo adelante.
¿De modo que siempre estuvieron al tanto de sus opiniones?
Por supuesto. Nunca hemos negado que nos reunimos con ellos. Lo aceptamos y así lo hemos hecho con todos. En pleno juicio contra Repsol, en 2004, antes de la sentencia de la Corte Suprema, que nos dio la razón, también vinieron a vernos. Charlamos, pese a que el juicio ya estaba armado y no había manera de echarse para atrás. Y cuando ganamos el juicio fuimos al gobierno y a la empresa y les dijimos: ahora vamos a hacer las cosas como dice la Corte y como lo dicen los científicos. No estábamos en contra del proyecto petrolero. Y con San Jorge sí estuvimos en desacuerdo, luego de analizar en detalle lo que ellos proponían hacer con los recursos naturales.
"Con San Jorge estuvimos en desacuerdo, luego de analizar en detalle lo que proponían hacer con los recursos naturales"
¿Por qué la negativa de ustedes?
El proyecto no era bueno para Mendoza. Y además se intentaba aprobar bajo procedimientos irregulares. Y este fue el inicio del conflicto.
"La minera San Jorge me imputó por una carta al lector que escribí "
¿Cómo fue la demanda que te hizo la empresa?
San Jorge me imputó, por una carta al lector que escribí y salió publicada en un diario, y me acusa que, a raíz de esa carta, fue la que en definitiva, provocó el cambio de posición de los legisladores al momento de votar el proyecto de la empresa. A mí siempre me pareció irrisorio. Si yo tuviera ese poder estaría escribiendo una carta cada 60 minutos pidiendo por la paz mundial (risas). Y en la disputa legal, la empresa también dice que mi intervención fue decisiva para el cambio de humor de la sociedad.
¿Este es el juicio que te ganaron?
No, no. Ese es el juicio de demanda penal que la minera me hace a mí y que todavía está en el juzgado. Me demandan por daños y perjuicios y alega que sus directivos, que son quienes encabezan esta demanda, sufrieron un daño moral, al ser supuestamente injuriados y calumniados por mí. Ellos dicen que esta situación los lleva a un estado de depresión tal, y al perjuicio de sus familias, particularmente de uno de ellos…
(Interrumpo) ¿Me estas jodiendo?
(Ríe) Eso está escrito en la demanda. Esta demanda es pública y cualquiera puede verla. Y lo que dice es que el gerente general del proyecto se siente agraviado. Y eso le provocó una serie de consecuencias, incluso a nivel familiar, que lo llevaron al psicólogo. Para ellos ese daño moral es irreparable, salvo que yo le pagara una suma de dinero…
"Para ellos ese daño moral es irreparable, salvo que yo les pagase una suma de dinero…"
(Vuelvo a interrumpirlo) Insisto: ¿me estas jodiendo?
No (ríe). ¿Qué es lo inusual de todo esto? Casi todo. Lo que hicimos en su momento fue recusar al juez y luego por una serie de tecnicismos la causa cayó en otro juzgado, donde este mismo juez era subrogante. Ahora la demanda la tiene una jueza y está en curso. No ha habido procesamiento ni juicio oral ni sentencia. En términos de criminalización de la protesta social, en una visión macro, las empresas mineras y petroleras a lo largo del continente han ido “criminalizando” esta clase de reclamos, de diversas maneras. Desde la represión, donde directamente te pueden moler a palos, a meterte preso por las leyes antiterrorismo o te acusan de calumnias e injurias, como en este caso. Lo más curioso es que este debe ser el único caso donde la empresa minera le pide dinero al ecologista (sonríe).Las mineras y petroleras a lo largo del continente han ido “criminalizando” esta clase de reclamos.
"Las mineras y petroleras a lo largo del continente han ido “criminalizando” esta clase de reclamos"
Imagino que el cuerpo de abogados de OIKOS está afilado.
Por suerte sí. Incluso más: desde OIKOS lo que hacemos es que se cumplan las leyes. Es un principio en nuestro trabajo, por lo tanto incumplirla sería incompatible con nuestra misión. Para ser más claros respecto a los juicios: todavía el gobierno no nos ha ganado ninguna demanda (risas).
Y todavía no le has debido pagar a ninguna minera.
Tampoco, por ahora. Pero estamos juntando la plata, por las dudas (risas).
¿Cuál es el monto que piden en esa demanda?
No lo recuerdo exactamente ahora, pero creo que son 250 mil pesos, más los gastos de terapia psicológica y las costas del proceso.
"Con OIKOS tocamos y movemos intereses. Sabemos que somos blancos fijos"
El abogado que ideó esa demanda es casi un escritor frustrado.
Yo considero que sí, que hay un poco de ciencia ficción. Así es el sistema y no me tomo las cosas como algo personal. Si estoy al frente de OIKOS sé que soy un blanco fijo y en algún momento toda la labor que hace una organización como esta es, justamente, tocar y mover intereses. Cuando uno va, por pedido de los vecinos de una determinada fábrica que contamina, no hay dudas que existe una parte que no quiere ser controlada. Por eso no lo tomo como algo personal. Minera San Jorge tiene sus oficinas aquí, a una cuadra de la nuestra. Me los cruzo una vez por semana, coincidimos en el mismo café. Nos saludamos y listo. Desde lo institucional, OIKOS está empeñada en que ese proyecto no salga porque no es bueno para Mendoza.
Hablaste del activismo social. Y muchos piensan que sos muy efectivo y eficiente en ese rol. En los pasillos del poder aseguran que hay dos activistas sociales en Mendoza: vos y Raquel Blas.
Siento que soy una parte del engranaje. Y no lo digo con falsa modestia. Pero es cierto que la misión que llevamos a cabo en OIKOS es mover el tablero. Mendoza todavía tiene capacidad de respuesta ante los conflictos sociales. No es la que uno quisiera o a lo que aspira, pero hay temas en que sí se producen respuestas desde la sociedad. Y OIKOS logra mover los engranajes institucionales. Es lo que mejor nos sale. En otros casos, movilizar a la sociedad, es una tarea que les sale mucho mejor a las asambleas. Y el complemento es muy importante porque se produce una sincronía de trabajo. Mendoza debe ser una de las pocas provincias en las que las asambleas y las ONG trabajan en forma coordinada. La gente de las asambleas cree que las ONG de algún modo allanan el camino para un desarrollo industrial que no es bueno para el planeta. Pero en Mendoza no sucede y yo lo explico por el proceso de confianza que hemos generado.
"Mendoza debe ser una de las pocas provincias en las que las asambleas y las ONG trabajan en forma coordinada"
¿Es Mendoza un lugar en Argentina donde la discusión por los temas ambientales tiene mayor importancia en la agenda pública, e incluso en las propuestas de los candidatos políticos?
Nunca pensamos que llegaríamos a este momento en tan poco tiempo. La campaña a gobernador pasada se definió por un tema ambiental. Y en la actual los mismos temas han reaparecido. Y también apareció uno nuevo, como lo es el ordenamiento territorial. Con esto quiero decir que hay un cambio importante en la sociedad y en la valoración de los temas ambientales. De hecho se está reconociendo que la ecología también tiene algo de político. Y viceversa. Cuando hablamos de ecología, de contaminación, de ordenamiento territorial, de minería, también estamos hablando de ciudadanía, de derechos, de legislación, de política, planificación, gestión. Y eso es lo interesante, ya que la ecología deja de ser la utopía y pasar a ser, si se quiere, un proceso más tecnocrático, más de negociación, más político. Y aquí OIKOS ha tenido éxito.
¿Como Raquel Blas?
No sé si tanto como ella. Quizá Raquel Blas tiene una herramienta, que es muy poderosa, que no es la cuestión sindical, sino la debilidad institucional. Creo que ahí compartimos un espacio. Creemos que en la debilidad institucional logramos conquistar derechos que son de la gente.
"OIKOS realiza una labor que hoy está casi vacía en el Estado: la de defensor del pueblo desde la perspectiva ambiental"
Pero, ¿no es que el Estado está en todos lados? Lo vengo escuchando hace varios años.
No está tan presente en todas las áreas por igual. Si el Estado cumpliera el rol que le pide la sociedad, el rol de OIKOS casi no existiría. Deberíamos dedicarnos a cuestiones complementarias, como la educación ambiental, la formación de líderes ambientales. De hecho, OIKOS viene realizando una labor que hoy está casi vacía en el Estado provincial, la de defensor del pueblo desde la perspectiva ambiental. La institucionalidad que debería defender los derechos de bien público está debilitada. Y en esta provincia, además, no existe la figura del defensor público. Hasta la fecha hemos llevado 175 casos, de los cuales muy pocos, 7 u 8, han tenido como última instancia la vía judicial. Nuestra estrategia como organización es más institucional y no vamos al choque, hasta no haber agotado todas las instancias. Y respecto a la presencia del Estado, sinceramente creo que en el aspecto ambiental, se está retirando.
¿Cómo es eso?
Con distintas estrategias se va desligando. O le enchufa atribuciones nuevas a los municipios o reduce los presupuestos o directamente hace la vista gorda. Hoy, la institucionalidad pública ambiental, no la sostiene el sistema político, sino la burocracia: los funcionarios de carrera, los guardaparques en el caso de las áreas protegidas, los inspectores y técnicos en Irrigación. Por eso hay una brecha enorme entre esta gente, comprometida con los problemas, y la decisión política de encarar soluciones.
Hoy es un día especial: hay vastos sectores del Gran Mendoza sin el servicio de agua potable. Se ha sumado una lluvia que ha complicado y colapsado el servicio eléctrico en la ciudad y alrededores. Mi pregunta es la de miles y miles de mendocinos: ¿qué hacemos con la situación del agua?
Es una discusión impostergable. El corte de hoy afectará a casi un millón de personas. Si le sumamos los cortes de electricidad y el no funcionamiento de semáforos, Mendoza se me hace como una Ciudad Gótica. Esto obedece a que no hemos planificado nuestro crecimiento. En 40 años no hemos mejorado las vías de acceso: pasamos de 30 mil accesos de autos diarios a 300 mil en ese tiempo. No hemos hecho nada, salvo algunas obras en Costanera, el Corredor del Oeste. Lo importante en esto es no reducirlo a la infraestructura, sino a la falta de planificación. Mendoza no está en colapso, pero sí muy cerca.
"Mendoza no está en colapso, pero sí muy cerca"
A veces vivimos esa situación: horas caóticas.
Con respecto al tema del agua en días publicaremos los resultados de un estudio grande que hemos venido haciendo desde OIKOS. Una de las conclusiones prácticas es que la problemática del agua no se resuelve sólo por un asunto de inversiones, sino por repensar el sistema. Y doy dos ejemplos. El agua que va a la zona de cultivos, en gran parte primero pasa por las ciudades. Eso provoca que lleguen a las zonas de cultivo toneladas de basura, que nosotros nos encargamos de alimentar cuando arrojamos la basura en las acequias o en las calles. También perdemos productividad, ya que la calidad del agua no siempre es la más recomendable, taponamos los canales, disminuimos el flujo. Esa cadena es sólo pérdida. Y el otro ejemplo: el usuario que utiliza agua potable para consumo, debe saber que primero esa agua pasa por las zonas industriales de Mendoza, por lo cual el riesgo de contaminación es enorme. Ya que si no es por zonas industriales, el agua pasa por zonas de riesgos aluvionales, de accidentes tecnológicos. Esto nos coloca en una vulnerabilidad inmensa. Ya hemos padecido estos casos.
" La cuenca del Río Mendoza probablemente hoy tenga 600 industrias que están tirando sus efluentes en algún tramo"
¿El planteo es repensar como distribuir el agua?
Absolutamente. De qué manera le entregamos agua en calidad y cantidad a los productores agrícolas para consumir nuestros alimentos. Y de qué modo le entregamos agua potable al usuario. Otro asunto a repensar es qué hacer con los efluentes. La cuenca del Río Mendoza probablemente hoy tenga 600 industrias que están tirando sus efluentes en algún tramo. Y lo hacen porque una ley se los permite. El Departamento de Irrigación legisla sobre la resolución 778, que les permite a las empresas volcar efluentes bajo ciertos parámetros. Pero con esta cantidad de establecimientos se hace imposible gestionar e inspeccionar.
¿No está faltando un ingeniero con la visión de Cipolletti en esta época?
Creo que nos hacen falta varios hombres, con la capacidad para plantear un nuevo esquema sobre el recurso hídrico. Y soy optimista: creo que estos hombres existen y están, no sólo en Mendoza, sino en distintos lugares de Argentina. Incluso más: creo que hay muchos dentro de la política. Lo que sucede es que falta un gobierno con la convicción para liderar el proceso. Porque el gobierno debe conciliar intereses y hacer un gran acuerdo, con empresas, operadoras de agua, usuarios. La consigna es trazar políticas públicas que beneficien a las mayorías. Hay que tomar decisiones fuertes, pero justas.
¿Finalmente fue Paco Pérez el gobernador de las mineras en Mendoza?
Cuando el ganó y asumió, tras haberle soltado la mano al proyecto minero en el último tramo electoral, él se comprometió a que no iba a haber minería sin licencia social. En su momento fue difícil de creerle, ya que hasta dos minutos antes había apoyado el proyecto de las empresas mineras. Sin embargo, hay que reconocer, salvo en la última etapa, cuando Zandomeni entra a Energía, que el gobernador respetó su palabra. Pero en el último año, esa promesa se empezó a deshilachar. Empezaron a salir los proyectos Cerro Amarillo, Hierro Indio. Yo creo que lo que la sociedad busca es que todo proyecto de desarrollo sea beneficioso para la gente. Desde esa perspectiva, todo proyecto de desarrollo, que no restrinja ni anule la posibilidad que otras actividades sigan transcurriendo, es factible. Y con el modelo extractivo de minería eso no está asegurado para nada. Y esos riesgos son los inaceptables.
"No me siento cómodo sabiendo que con mi dinero, el gobierno –cualquiera sea- diga una cosa y haga otra totalmente distinta con las políticas públicas"
Las dos últimas preguntas son bastante dispares. Primero: fuiste muy crítico con la inversión del Estado en la contratación de Romeo Santos, para los eventos de Vendimia.
Sí, hice algunos comentarios en mi cuenta de Facebook. Artistas buenos y malos van a existir toda la vida. No me meto con eso. Incluso me gusta la bachata, pero la de Juan Luis Guerra, a la que le encuentro poesía. Y la de Romeo Santos no me gusta. Pero eso es un tema absolutamente menor. Respeto a quienes les gusta. Lo que me preocupó fue el mensaje. Por un lado el que comunica este tipo de música, a contramano de una época en la que la igualdad de género es un estandarte, incluso de este gobierno. Hay que trabajar más por la equiparación de género, abandonar la cosificación de la mujer. Y no creo que la comunicación de Romeo Santos vaya por allí. Por eso insisto en que es una apreciación mía, como ciudadano. Y me preocupa que el ministerio de Cultura, que fija la política pública en el sector, promueva este tipo de artistas. No me siento cómodo sabiendo que con mi dinero, el gobierno –cualquiera sea- diga una cosa y haga otra totalmente distinta con las políticas públicas. Por escribir esto me putearon varias fanáticas de Romeo Santos en mi facebook (risas).
Con esta última pregunta vos me vas a putear a mí, aunque espero que no. ¿De qué vive el señor Sosa? ¿Cobras un sueldo en la administración pública, en el ministerio de Medio Ambiente?
Lo voy a explicar, sin ninguna clase de problema. En mi historia con OIKOS nadie de la Comisión Directiva cobra dinero. Esto no has llevado a poner mucha plata en la organización. Incluso más: hoy OIKOS prácticamente está en default. En mi caso en particular he puesto tanto dinero que no me animo a calcular (ríe). El contador siempre me lo repite y yo le digo lo mismo: la plata que ponemos acá nosotros se la estamos sacando a un psicólogo (más risas). Tu pregunta es muy legítima. En principio he sido docente universitario, dirigí una carrera ambiental hasta el 2013, y en paralelo he hecho realizado labores de consultoría. Soy consultor ambiental y trabajo en una disciplina que se llama Ecoeficiencia. Las empresas me contratan para reducir el consumo de energía, reducir los residuos que generan, etc. Y también trabajo con subsidios del Estado nacional. Existe un paquete de estas medidas, para ayudar a las empresas a que hagan reformas. Aquí en Mendoza formé un grupo a fines del 2013 de 20 empresas, a las cuales les conseguí el subsidio y lo gestiono. En este cluster formado por el Estado nacional se incluye la contratación de un consultor para que asista en las medidas a tomar y desarrollar mejores prácticas ambientales. Ese programa tiene una pata local, por lo que aquí en Mendoza posee un coordinador. Por eso digo que mi contrato es con la secretaría de Medio Ambiente de la Nación. Nunca he recibido un peso del gobierno de Mendoza. Ni yo ni OIKOS. Sería ridículo recibir subsidios de Mendoza y al mismo tiempo monitorear lo que hace el gobierno de la provincia. Yo trabajo con empresas. Las visito ofreciendo mis servicios. También hago huellas de carbono. Y hago de todo (risas). También vendo árboles.
¿Has visto la serie “House of Cards”?
Sí, por supuesto. La he estado viendo en estos últimos días. Medio desilusionado con la tercera temporada. Me parece que están cambiando mucho el objetivo. Me gusta ver allí cómo se mueven muchos intereses en el mundo de la política. Y me sirve. La conflictividad ambiental tiene mucho de negociación. Voy a decir algo que puede sonar raro, pero a mí me fascina entrar a los conflictos (ríe). Aunque lo que más me fascina es prevenirlos. Yo te diría que aquí en OIKOS más que “House of Cards”, el libro nuestro de cabecera es el de Sun Tzu, “El arte de la guerra” (risas). El objetivo de la guerra es ganar sin combatir.