Abel Albino, nuestro Dr. House

Lucha contra el hambre y la desnutrición. Apuesta a la educación. Nunca se aburre. Y este sábado vuelve a casarse.

Abel Albino, nuestro Dr. House

Si se coloca su nombre y apellido en un motor de búsqueda en internet rápidamente se entiende que se está frente a uno de los 10 mendocinos que más resultados arrojan en esta suerte de oráculo contemporáneo que resulta Google. Da idea de la magnitud y repercusión de sus acciones. Es la envidia de más de uno, en este, y en varios otros sentidos. No le pregunté por San Francisco de Asís, quizá para no entrometerme en ninguna "interna" religiosa.

Con el tiempo he desarrollado una aversión curiosa: detesto a los que hablan de los "pobres" y se arrogan su “representación”, cuando no saben ni de cerca de qué se trata la pobreza. No me importa si es una cantante de moda, una universitaria crónica, un político demagogo o un actor "del proyecto". Mi aversión no reconoce fronteras entre profesiones. Suelo creer que, detrás de estos discursos, se esconde un paternalismo de lo más conservador, una frecuente comodidad entre los progresistas de este país y hasta una subestimación, en honor a los que menos oportunidades y posibilidades tienen dentro de la sociedad. No me gusta la gente que “piensa” la pobreza desde la frazada de un sueldo con aguinaldo y obra social y becas estatales. No me gustan los cantantes de protesta y me aburren los pretendidos cientistas que escriben toneladas de obviedades.

Hay -todavía- mucha gente que cree que los pobres son buenos y los ricos malos, por su sola condición económica. Como en las telenovelas. Es una idea primitiva que, finalmente, con más o menos discurso, responde al mito de una sociedad bifronte. Todo parece indicar que existe un universo entre ambas medianeras, tan vasto, tan fuera del paradigma, que ya ni siquiera se puede definir con exactitud qué significa una condición o la otra. No ayuda demasiado el Estado, es cierto: la presidente CFK hace pocas semanas se animó a decir una barbaridad al respecto, detallando cifras sobre la pobreza en el país y comparándolas entre Argentina y Alemania. Sus palabras no movieron ni siquiera a la risa, ya que el tema es más que urgente y conflictivo. Y no se presta para la ironía, aunque sea el cinismo una manera desfachatada de lo irónico.

Abel Albino, pienso, ahora, cuando estoy terminando de escribir este reportaje, parece más preocupado por los pobres tipos que por los “pobres”. Puedo entender que desde allí razona y acaso desde allí ha centrado su lucha histórica y casi titánica: acabar con la desnutrición y el hambre en Argentina. Y en esto, lo más peligroso, lo digo yo, es tener más pobres tipos que pobres.



Esta es la entrada de su consultorio: franciscana.

Viernes a la tarde, Plaza Independencia. Hoy deberían haberle colocado un stent al doctor Albino. No fue así y esto permitió verlo. El stent se pospuso para unos días más. Por eso me recibe en su consultorio, una oda a la austeridad, al low profile, a la sencillez. Somos 138 niños en la sala de espera. Y una secretaría. Albino trabaja como si nada, como si no fueran a colocarle un stent hoy o mañana. Cuando me recibe nos saludamos y ese etcétera entre que él me analiza y yo a él. Saco una servilleta del bolsillo. Allí he escrito las preguntas. La extiendo sobre su escritorio. La mira, me mira. Silencio. Y pregunta: “¿Esa es la servilleta de Corach?”.  Entonces aprovecho las carcajadas.

- Leí que se casaba. Incluso me reí muchísimo con el texto de la invitación.

- (Ríe) Sí, me caso, me voy a casar el próximo sábado, el 4 de julio. Usted sabe que soy viudo y tengo 5 hijas mujeres. Y me caso con una chica que es un encanto. Y, además, me va a casar Constantino Gargallo, que es un santo. El Padre Constantino vivió con San Josemaría (Escrivá de Balaguer). Hoy se cumplen 40 años que murió San Josemaría. Y Constantino también vivió con Don Álvaro del Portillo, el sucesor de San Josemaría. Y con ellos dos. Y vive aquí ,en Mendoza, el viejito. Es un ángel. Y me casa en el Corazón de María este sábado al mediodía.

- La tarjeta dice que no hará fiesta.

- No, no vamos a tener una fiesta. En este momento. Pero en la tarjeta dice que la fiesta las haremos para cuando cumplamos las Bodas de Oro (risas). Ahí sí vamos a tirar la casa por la ventana (más risas). Este chiste me ha hecho reír. Me manda una carta una amiga colombiana. Y me dice: “Abel, me honra que me hayas invitado. No entiendo bien lo de la boda de oro”. ¡No lo entendió! (carcajadas).

- Lo conozco desde hace muchos años, cuando empezó CONIN,  a principios de los noventa. He seguido su carrera. Muchísimas notas, aquí, en el país, en todo el mundo. Me preguntaba por sus cualidades como comunicador. No es nada fácil hacerlo con una problemática tan profunda. ¿Es una cualidad natural? ¿Debió desarrollarla?

- En realidad, yo no sabía que tenía esas cualidades. Creo que yo hablo con el corazón. Y digo lo que me angustia y lo que siento ¿no? Así vivo este tema que es capital. Porque éste es el “tema”.

"Hablo con el corazón. Y digo lo que me angustia y lo que siento"

- ¿Cuál?

- El “tema” es resolver en la República Argentina la miseria, la pobreza y la injusticia. Modificar la situación de los cerebros dañados por la miseria, la pobreza y la injusticia. Ése es el tema.

- Ha dicho que de este cuadro se desprende la única debilidad mental que ha sido inventada por el ser humano.

- Verdad. Y que se puede prevenir y que se puede revertir, por ende. El hombre no solamente puede sino que debe quebrarla. La principal riqueza de un país es su capital humano. Y si ese capital humano está dañado, el país no tiene futuro. Entonces tenemos que accionar sobre ese flagelo. Éste es el principal problema argentino, el principal problema latinoamericano, el principal problema de los países del Tercer Mundo y el escándalo del mundo: el recurso humano dañado. Yo soy egresado de tres universidades. “¿A mí qué me importa?” No, señor, a mí me importa. Yo sueño con una gran nación, un gran país, donde cada niño pueda desplegar su potencial genético para tener igualdad de oportunidades.

"Sueño con una gran nación, donde cada niño pueda desplegar su potencial genético para tener 

igualdad 

de oportunidades"

- ¿Igualdad de oportunidades quiere decir qué? Parece que ese concepto está muy bastardeado en la Argentina de hoy. La igualdad de oportunidades, ¿es nivelar para abajo?

- ¡No! Hay que nivelar para arriba. Un país interesante es Finlandia: cero corrupción, cero analfabetos, educación obligatoria hasta los 16 años, secundaria completa. Y el dato más importante: Finlandia nació el 6 de diciembre de 1917, todavía no tiene ni 100 años de existencia. Y hace más de 20 que es uno de los primeros países del mundo. Argentina también fue un gran país.

- De eso, hace mucho.

- ¡Hace muchísimo! El siglo pasado, principios del siglo pasado. Hasta casi mediados del siglo pasado éramos la séptima economía del mundo. Oyó bien: ¡La séptima economía del mundo! Cuando viene George Clemenceau para el Centenario de Argentina, como embajador extraordinario y plenipotenciario de Francia, dice: “¡Qué cúpula, qué calles, qué edificios maravillosos, qué parques! Todo está por hacerse acá...”.

- Varias cosas hicimos mal desde el Centenario hasta el Bicentenario.

- Sin duda.

- Lo digo porque en el Bicentenario nuestro país ni se parece a Australia, Canadá o a países con similares características a las nuestras.

- Mire: la Argentina cayó todo el siglo pasado. Cayó, cayó, cayó, sin solución de continuidad. Nosotros crecimos hasta 1930, nos estacionamos, y después cayó, cayó, cayó... Nuestros últimos 70 años son de caída.

"En Argentina 

nuestros últimos 

70 años

son de caída..."

"El problema central de la Argentina es cómo producir conocimiento" 

- Esto lo vengo escuchando desde hace 30 años…

- El problema central de la Argentina es cómo producir conocimiento y eso sólo se puede dar si estamos bien nutridos (se distrae). Ahora me acuerdo de usted. Trabajaba en la revista Primera Fila, era muy jovencito.

- (Con vergüenza) Sí, doc. Era muy joven

- Jovencito, ruludito, rubio. Me acuerdo perfectamente. Sí, parecía un angelito. Un angelito al que lo han bajado…

- (Risas) Me han bajado varias veces, así es. Pero aquí estoy.

- Tengo razón: sigue siendo un angelito con cara de que lo han bajado (carcajadas).

-Retomo las preguntas. Usted ha planteado ideas audaces. Una de ellas es insistir en que necesitamos un país de 80 millones de habitantes. ¿Por qué cree que hay que duplicar la población?

- Eso ya lo decía Alberdi.

-De acuerdo. Sucede que hasta los héroes hoy son cuestionados.

- Nosotros no respetamos a la gente, no leemos a nuestros mayores y eso es no respetarlos. Estamos viendo si a San Martín le descubrimos una amante y no estamos leyendo el legado de San Martín. Estamos viendo si Sarmiento tenía otra mujer más. No estamos viendo qué es lo que dejó ni qué hizo Sarmiento. No sabemos qué es lo que hizo. No sabemos por qué razón uno entra a la Universidad de Michigan y hay un busto de Sarmiento. O uno entra a la Brown University, una de las más prestigiosas de los Estados Unidos, y hay un museo de Sarmiento. En Boston, en Commonwealth Avenue, esquina Hereford , hay una estatua de bronce de Sarmiento. Hoy, en EE. UU, el día del maestro es el 11 de septiembre en homenaje al gran pedagogo americano, el argentino Domingo Faustino Sarmiento. ¿Por qué? Porque el primer país del mundo que quebró el analfabetismo no fue Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, España, Canadá o Japón. Fue la República Argentina, gracias a un hombre, sanjuanino, que dijo: “Hay que hacer de la patria una gran escuela”. Y teniendo 1 millón 800 mil habitantes, la Argentina hizo 1117 escuelas. Y cuando dejó la presidencia fue a vivir con su hija Faustina, porque no tenía casa. Dijo: “Próximo a mi partida, debo reconocer que no dejo bienes materiales. Los he considerado siempre una pesada carga para la hermosa tarea que me habéis puesto. No puedo decir que no haya cometido errores. He cometido errores, pero los errores que cometí fueron por la premura con que quise poner a mi país en donde en mi cabeza y en mi corazón ya lo había puesto. Y así como Jesús perdonó a la Magdalena porque había amado mucho, espero que mi patria me perdone porque mis errores fueron fruto de mi inmenso amor por ella”.

"Estamos viendo si a San Martín le descubrimos una amante y no estamos leyendo el legado de San Martín" 

- Una visión profundísima la de Sarmiento al frente del país.

- ¡Por supuesto! Y todo lo que hizo no es para que yo esté hablando todo el día mal de él. Es para sacarme el sombrero, para descubrir a un tipo gigante. Hoy hay dos cuerpos celestes que tienen el nombre de Sarmiento. ¿Dónde los bautizaron? En Estados Unidos. Nosotros no, claro.

- Aquí sucede lo contrario.

- Nosotros, si lo podemos denigrar, lo denigramos. Y si lo podemos humillar, lo humillamos, Y si lo podemos rebajar, lo rebajamos. ¿Por qué tenemos que demostrar ese concepto enraizado en nosotros que nos ha hecho tanto daño?

- ¿A qué se refiere?

- “Nadie más que yo”. Y eso es una imbecilidad. Porque siempre hay gente que es "más" que nosotros: más inteligentes, más intuitivos, más altos, más bajos, más gordos, más flacos, más buenos, más nobles, más generosos, más activos, más arriesgados, más estudiosos.

- Es una antropofagia muy complicada la de los argentinos la verdad, porque nos comemos entre nosotros, más allá de la metáfora.

- Eso me hace acordar a una pregunta que le hicieron a Sanguinetti, el ex presidente de Uruguay “¿Qué opina de los argentinos?”. Y dice el tipo: “Me encantan los argentinos. Son creativos, apasionados, inteligentes, trabajadores, simpáticos. Pero no avanza ese país. Yo les daría un consejo: traten de odiarse un poquito menos”. Y volvemos a lo que dije antes: hace 70 años que no avanza este país.

- Le insisto: ¿podríamos si fuésemos el doble de la actual población?

- Y le respondo lo que decía Alberdi: “Tenemos que combatir la pobreza y la ignorancia porque la pobreza se vende y la ignorancia se equivoca.” Y también decía: “Tenemos que ser 80 millones de habitantes para que nuestro país funcione”. Argentina es un país enormemente grande, enormemente rico y peligrosamente vacío. ¿Controlar la natalidad en la Argentina? ¿Para quién estamos trabajando? Para la Argentina no, le aseguro.

"Argentina es un

país enormemente

grande, 

enormemente rico 

y peligrosamente

vacío"

- Hay varios aspectos usuales entre los más jóvenes: falta de concentración, problemas de comprensión de textos básicos. ¿Tiene alguna relación con la alimentación de las nuevas generaciones?

- Tiene relación con la alimentación, con el entorno y con la familia. El chico es el producto de un árbol que está enfermo, que es la familia. Tenemos que proteger a la familia. Si yo tengo una máquina que produce latas abolladas, no soluciono nada teniendo un ejército de tipos que desabollen latas. Mejor es contratar a un ingeniero que vaya y modifique la máquina, para que no siga produciendo latas abolladas. O sea, tenemos que concentrarnos en la familia. El niño es el fruto de ese árbol. No hacemos nada concentrándonos en el fruto. Tenemos que ir al árbol, mejorarlo y levantarlo. Uno cree que un pobre es una persona igual que nosotros, pero sin plata. Y no es así. El pobre es pobre en familia, en educación, en alimento, en fuerza, en sueño, en entusiasmo, en ideales, en introspección, en retrospección, en experiencia adquirida y, encima, no tiene plata. ¿Por qué Europa salió de sus dos guerras absurdas? Porque el intelecto estaba intacto. Y América Latina, como región, no sale de su atraso crónico. ¿Por qué? Porque nuestro intelecto está dañado. Allá, pobreza externa: te rehacés. Aquí, pobreza interna: daños sociogénicos biológicos. Y es muy grave. Es ese recurso humano dañado el que tenemos que solucionar. Tenemos que hacer que todos estudien y que todos tengan la secundaria completa. La secundaria completa es la base indiscutida del desarrollo de un pueblo. El hombre que no sabe leer y escribir es un hombre que está condenado al desempleo o al subempleo. Y todos tenemos que accionar.

"El pobre es pobre en familia, en educación, en alimento, en fuerza, en sueño, en entusiasmo, en ideales, en introspección, en retrospección, en experiencia adquirida y, encima, no tiene plata"

- Estas palabras las viene repitiendo el papa Francisco.

- ¡Recontraclaro lo dice!. Es argentino el papa, así que nos llega muy especialmente su mensaje. “No balconee la vida”, dice. Eso lo entendemos nosotros, mejor que nadie. También nosotros lo comprendemos cuando dice: “Hagan lío, viejo, metanse... ¡hagan!”, repite. Las cosas no se hacen. Siempre hay alguien que las hace. Y aquí tenemos que trabajar los gobiernos, junto con las ONGs, con el empresariado, con las iglesias, con las universidades, con la comunidad. Todos juntos, como hermanos que somos. La patria está enferma, la madre está enferma. ¿Dónde deben estar sus hijos cuando la madre está enferma, si no es al lado de ella tratando de ayudar?

"El que no sabe leer

y escribir es un hombre

que está condenado al desempleo o al subempleo"

- ¿Quién es el señor Monckeberg en su vida? Me gustaría que usted nos lo contara. ¿Qué significa en su vida, en su historia?

- Mirá, es tan importante el profesor Monckeberg en mi vida que yo me caso el 4 de julio y el padrino es Monckeberg. Muerto mi papá, el padrino es Monckeberg. (Piensa) Yo le tengo una admiración y un respeto muy grande. Es un hombre monumental. Monckeberg es médico, pediatra y doctor en medicina, como yo. No hay doctores en medicina, hay muy pocos, habrá 18, 20 en Mendoza, donde debe haber 7 mil médicos. Pero yo llegué hasta ahí nomás. Monckeberg es médico, es pediatra, es doctor en medicina, pero es doctor en bioquímica nutricional en Harvard, donde es profesor de pediatría, y economista. Es médico, bioquímico y economista. Es un hombre diferente, distinto. El atraso de Chile fue destruido por Fernando Monckeberg. Él arrancó esa cáscara que tenía el país que hacía que impidiese que surgiese. Para algunos el milagro chileno es Hernán Büchi. Otros dicen que fue Pinochet. No, no: el milagro chileno se llama Fernando Monckeberg.

"Para algunos el milagro chileno es Hernán Büchi. Otros dicen que fue Pinochet. No, no: el milagro chileno se llama Fernando Monckeberg"

¿Sabe por qué razón Mockeberg estudió Economía?

- El tipo entendió la cosa. La vio. Escuchó que le respondían: “No, Fernando, la pobreza es el resultado de la mala distribución de riquezas. Si vos distribuís la riqueza, se termina con ella”. No entiendo, dijo él. Otro le dijo: “No, Fernando, la pobreza es consecuencia del subdesarrollo. Si vos empleás todo tu potencial en el desarrollo, luego por chorreo llega a las clases inferiores”. La famosa teoría del derrame.

“Lo que debemos hacer es preservar el cerebro y luego educarlo”

- Esas son la dos visiones de las ideas políticas dominantes del siglo XX.

- Como no “entendió” ninguna de las dos, se metió y se graduó en Economía. Y ahí comenzó a pensar en otra cosa. Y dijo: “Lo que debemos hacer es preservar el cerebro y luego educarlo”. Y ahí se une con Sarmiento, que decía que “hay que educar al soberano”. Y es cierto, porque el pueblo es soberano solamente si es educado.

- El gran mérito de Monckeberg en Chile, ¿contó con apoyos especiales?

- No, él empezó con Allende, siguió con Pinochet, luego con Aylwin, Frei, y siguió y todos los que han venido han defendido a Conin. En Chile no se discute la intelectualidad.

- ¿Qué tres medidas habría que tomar para mejorar CONIN en Mendoza?

- ¿Qué hay que hacer?  (Medita) Primero, preservar el cerebro de las personas dentro del embarazo y el primer año de vida. Es ahí donde se forma el 80% del peso del cerebro que tendrá ese hombre de adulto. En el primer año crece a un ritmo de un centímetro por mes. Esto es la prioridad AA. Segundo, educar ese cerebro. La educación es una semilla maravillosa, pero toda semilla para fructificar necesita un sustrato. Y el sustrato anatomofisiológico, anatomofuncional, donde se siembra la educación, es un cerebro intacto. Si no tengo cerebros intactos no hay qué cosas educar. Como decía Churchill, “hay que dejar de pensar en las próximas elecciones y empezar a pensar en las próximas generaciones”. Eso es lo serio. Ese es el plan que debería tener un gobierno y debería ser política de Estado, lo que debemos mantener en el tiempo aunque cambien los gobiernos. La tercera cosa es apoyar y desarrollar más centros de prevención. A la larga, como en la salud, es mejor prevenir que curar. Y la tarea de los Centros de Tratamientos de Desnutridos es importantísima.

"A la larga, como en la salud, es mejor prevenir que curar"

"No tengo sueldo en CONIN"

- Volvemos a lo que le planteaba al principio: usted ha sido y es un gran comunicador.

- Bueno, en buena hora. Porque con esto no busco nada para mí. Yo no tengo ni sueldo en CONIN. Vivo de mi profesión y trabajo como un caballo. Y tengo 68 años, llevo 43 de médico, y sigo trabajando como el primer día. Hasta que Dios diga. Pero lo que sí, es que ojalá esto el poder político lo entienda. Lo entendió el gobernador Paco Pérez y contrató nuestro servicio. Lo entendió también el gobernador de Salta, Urtubey, y dio un paso más todavía: impuso un Ministerio de la Primera Infancia, para que se ocupe de este tema específico. Lo entendió ahora Closs: ya nos dio un Centro de Prevención en Misiones, en Posadas, y ahora nos va a dar un Centro de Tratamiento en Puerto Iguazú.

"Estamos con CONIN en 68 centros en el país. Y con 9 en el extranjero. Y ahora estamos por abrir delegaciones en Kenia y Congo"

- Es un gran maestro. Supongo que la posta se completa con la formación de discípulos, ¿no?

- Mire, si yo salgo de aquí, en un rato, y me atropella un camión, CONIN sigue lo más campante. Porque cada uno de los que está conmigo vale tanto como yo. Y todos juntos son más que yo. No podría haber hecho nada sin el concurso de tanta gente buena, noble, digna, profesional, humilde, generosa. Hoy podemos decir con orgullo que estamos en 68 centros en el país; en 9 en el extranjero: en Paraguay, Perú, Guatemala, México, Gahna, Mozambique y ahora vamos por Kenia y Congo. Podemos decir con orgullo que hemos firmado convenios con el Vaticano, en esto de las escuelas. Tenemos que lograr que todos los chicos del mundo tengan la misma educación. Entender que si no hay cerebros no hay qué educar, por lo tanto es primordial la labor. Lo entiende el Papa muy bien. Y hoy somos órgano consultivo de las Naciones Unidas.

"No podría haber

hecho nada

sin el concurso

de tanta gente

buena, noble,

digna, profesional,

humilde

y generosa"

"House es una genialidad. Se las sabe todas, y más que el tipo es muy humano, tiene defectos, tiene virtudes"

- ¿Existen los Doctor House, en el mundo?

- (Sonríe) Hay médicos que son brillantes. (Piensa) La verdad es que yo he mirado siempre esa serie con mucha simpatía, como todo el mundo. House es una genialidad. Se las sabe todas, y más que el tipo es muy humano, tiene defectos, tiene virtudes.

- Si lo pensamos, House es como Sarmiento: también se equivocaba mucho.

- Sí, sí. Sarmiento, sobretodo, lo que decía eran macanas, porque le encantaba. Era un provocador nato. Pero no hacía macanas, las decía. Era fantástico.

"Con Notti somos miembros de la Academia de Medicina, los únicos dos pediatras de Mendoza, en 190 años" 

- ¿Y doctor House?

- No, House no, es un tipo divino. Hay médicos, hay grandes médicos. Y Argentina los ha tenido. Mire el caso del doctor Notti, tan querido. Nosotros somos miembros de la Academia de Medicina, los únicos dos pediatras de Mendoza, en 190 años. Notti me contó una anécdota preciosa, hace muchos años. Dice que llegó al Hospital de Clínicas, en Buenos Aires, y que llegó muy temprano, a las 7 de la mañana. No había nadie. Trabajaba nada más que la guardia. Entonces había un tipo limpiando el techo, un gallego, los porteros eran todos gallegos en esa época. Y le pregunta: “Che, gallego, ¿a qué hora llega el doctor Agote?. El tipo le responde: “Llega temprano, pero atiende recién a partir de las 9. ¿Dónde atiende? En el segundo piso, al fondo, por el lado derecho hay un asiento de madera, ahí siéntese que lo va a atender a las 9.” Y a las 9 en punto estaba allí Notti, sentadito. Se abre la puerta, puntualmente, y era el gallego, el que estaba limpiando el techo. Ese era el doctor Luis Agote. Notti lo contaba con verguenza, ya que su residencia la hizo con él (risas).

- Abel, ¿qué hace usted cuando se aburre?

- Leo, leo. Yo soy un lector voraz. Y, además, yo no me aburro nunca.

- ¿Nunca?

- Nunca, nunca, en serio. En mi vida... ¡Hay tanto para leer! Hay tanto que no sabemos, inclusive de lo que nosotros hacemos. Hay muchas cosas que no sabemos. Por eso el trabajo en equipo es fundamental. Porque uno hace una cosa, otro otra, y dentro de toda esa torta tenemos un pedacito de cada uno.

- Me voy de esta charla comprobando que existe el amor después del amor.

- Sin duda que sí. Existe el amor, de eso estamos seguros. Yo, al menos, estoy muy seguro.